Representación de Amenofis IV, Akenatón, y su esposa Nefertiti. Dinastía XVIII (s. XIII a. C). La revolución cultural propugnada por este faraón supuso una ruptura con el estilo tradicional egipcio (caracterizado por la rigidez e idealización en la representación de los faraones como representantes de la divinidad). En esta imagen se muestra una escena cotidiana en la que el faraón conversa con su esposa, quien le ofrece flores.
La rigidez compositiva se rompe mediante la contorsión del torso y en la postura de los pies de las figuras, las cuales no aparecen ya tan idealizadas como en etapas anteriores. A pesar de ello, mantienen la característica ley de la frontalidad en la factura del torso y de los ojos. El faraón quiere presentarse en esta escena como un ser humano, con los caracteres físicos que le singularizan, así como en una situación de cotidiana convivencia familiar.
Este estilo, conocido como época de Tell el Amarna, supuso un intento de implantar una religión monoteísta en la que el Círculo Solar o dios Atón fuese el único dispensador de toda fuente de vida. Semejante ruptura provocó el enfrentamiento de la poderosa clase sacerdotal del dios Amón que, lógicamente, aplastó la revolución. Por tanto, supuso un paréntesis cultural en el mundo egipcio dado que esta revolución se extendía a los distintos ámbitos de su cultura, siendo ésta abandonada por sus sucesores que impusieron nuevamente las formas y modelos artísticos tradicionales.
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